Friday, June 06, 2008

COMMONWEALTH

1.
La reunión de Consejo empezaría muy pronto en Londres. Caía una tormenta esa madrugada. Su futuro dentro de la compañía dependía de esa reunión a la que no podría asistir en persona. Recuperar Texas erá en lo único que podía pensar. Un sueño hecho realidad. Mario Gamboa, el primer CEO mexicano de la compañía presidiría y escucharía su propuesta por medio de una conexión de fibra óptica. Hace apenas un par de meses la revista Forbes había situado a Gamboa como uno de los 10 CEOs latinos más influyentes del planeta. Por supuesto no lo impresionaba, “esos rankings son para pendejos” decía. No obstante conocía la trayectoria de Gamboa al dedillo. Nacido en Irapuato, había estudiado ingeniería en el politécnico y tras hacer una maestría en negocios en Estados Unidos había escalado peldaño a peldaño dentro de British Petroleum hasta llegar a ser CFO, Chief Financial Officer, de ahí a dirigir la compañía entera erá solo un paso. Un orgullo nacional. Si el "takeover texano", como le llamaba, prosperaba, podría seguir esos mismos pasos.

2.
El General sabía que no había mucho tiempo. Comenzaba a temer que nadie a atendiera a las amenazas en el partido. ¿quiénes serían este grupúsculo de imbéciles? ¿por qué no lo habían acribillado como a Villa o a Zapata? ¿por qué lo hacían pasar por la humillación del secuestro? ¿serían delahuertistas o miserables camisas negras como los que había en Europa? Por un momento pensó que eran agentes británicos, espías que habían infiltrado las filas del partido y se habían enterado de los planes de expropiación. Si él no llegaba a ser presidente, quien fuera de todas maneras lo haría. ¿Lo haría?

3.
Era la hora de conectarse con Londres. El sol en la Ciudad de México aún no salía. Había conducido bajo la lluvia, por las calles vacías, hasta el complejo de edificios en las afueras de la ciudad. Un traje azul marino, una corbata Hermes, un bigote bien rasurado. Imaginaba el salón de la torre londinense. Un último piso, un mesa amplia de madera y los consejeros que había estudiado con detenimiento. Cada decisión emanada del Consejo de Administración la analizaba meticulosamente, pensaba cómo habría sido la negociación, cuáles los votos a favor y cuáles en contra. El mercado había abierto hace casi una hora, los pecios se presentaban como un buen augurio. Estarían de buen humor, pensó. An aggressive bid, su carrera no merecía menos.

4.
Las pulgas le devoraban la cintura. Las escasas lonjas que había acumulado al entrar a la madurez las tenía llenas de ronchas. ¿Donde chingadoz estaba? Impaciencia. Se cansaba de tocar la puerta y pedir que le cambiaran el colchón. Prefería un petate, de cualquier manera dormía sobre el piso de tierra. ¿qué estaría pasando en el partido?

5.
Tenía 20 minutos para hacer la compra de las acciones antes de que se dieran cuenta de la ofensiva lanzada desde el sur. No tomaría prisioneros, volaría a Houston y les informaría sobre los cambios en la administración. Decisiones tomadas en Londres por el mismo Gamboa, el CEO más poderosos el mundo. Al menos eso le parecía. Pensaba, embriagado por la adrenalina, que él sería su sucesor, Chief Executive Officer.

6.
Entro silencioso, con una capucha. Le puso una funda de almohada en la cabeza tan raída que podía ver sin problemas a través de ella. Vio la cámara de placas importada de Inglaterra enfrente de él. Una amenaza fotográfica más pensó. Hasta que vio la guillotina. ¡El no era Robespierre! No pudo pensar en mayor injusticia. ¿Por qué no lo habían acribillado?

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